miércoles, 17 de junio de 2015

Speculum Caritatis. Disputa contra el necio, que dice en su corazón: No hay Dios

17.- Dime, te ruego, cualquiera que seas, y tan necio como para afirmar en tu corazón: No hay Dios, ¿crees que existe algún sabio? Quizás tú mismo. Sea así; pero, ¿eres tan sabio que no puedes hacerte necio o, si eres necio, lo eres hasta tal extremo, que no puedas llegar a ser sabio? Si rechazas esta alternativa, habré de decir, no que has perdido el juicio, sino más bien que careces de vida. Por consiguiente, si has perdido el juicio, ¿crees desaparecida la sabiduría? Pero, por otra parte, tú puedes hacerte sabio; de donde te ruego que me digas: ¿con qué sabiduría? Existirá, por tanto, la sabiduría, aun habiendo perdido tú el juicio. La habrá, dices, pero en el hombre sabio. Mas ¿existe algún hombre que no pueda perder el juicio? Así, pues, si todos los hombres pueden perder el juicio, sin embargo existirá la sabiduría, pues de otra forma no podrían comenzar de nuevo a saber.

Tú dices que la sabiduría quedó en los ángeles; ahora bien, por naturaleza, al menos, también los ángeles pueden perder el juicio, como lo confirma aquella ingente multitud de ángeles necios, los que, en verdad, tuvieron la misma naturaleza que los demás ángeles, aunque no la misma gracia.

Si ninguna naturaleza de por sí es sabia, el juicio necesariamente le ha de venir de la sabiduría. ¿De dónde, pues, ha de venirle al necio para que nuevamente sepa? Cierto que para poder ser sabio es la sabiduría la que ha de ser hallada por el necio, ya que de lo que no existe nada puede encontrarse si no empieza a existir.

Elredo de Rieval
El Espejo de la Caridad

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