lunes, 15 de diciembre de 2014

Apotegmas de un monje a sí mismo


57.- El ejemplo de san Juan el Bautista. Monje, con toda la Iglesia participas en la vigilante espera del retorno del Señor. Pero tú has consagrado tu existencia a dicha espera sin anteponerle nada. Como san Juan, el Bautista, has de ser un hombre de ojos perfectos, que escucha palabras de Dios y conoce los planes del Altísimo, que contempla visiones del Poderoso, en éxtasis, con los ojos abiertos. Juan se marchó al Jordán, y allí purificó simbólicamente a cuantos acudían a él confesando sus pecados. Así preparó un pueblo bien dispuesto para recibir al Señor. Tú también, monje, has de concentrarte en esta espera vigilante del Señor, que volverá con gloria para juzgar a vivos y muertos.

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