martes, 6 de mayo de 2014

Apotegmas de un monje a sí mismo


36.- ¿De qué tienes hambre y sed? Monje, padeces hambre y sed cuando, carente de alimento y bebida, los echas de menos y necesitas. Pero puede que no sólo tengas hambre y sed de alimento y bebida, sino que tu corazón suspire por algo que no tiene. Tu cuerpo puede echar en falta el placer; tus afectos pueden echar en falta el cariño, tu libertad puede echar en falta su libre albedrío. Pero, por encima de esas engañosa banalidades, tu corazón echa de menos la felicidad. Escucha, monje, las palabras de la Sabiduría que Jesús te dirige: Yo soy el pan de la vida: el que viene a mí no pasará hambre, y el que cree en mí nunca pasará sed. No busques, pues, monje, la saciedad fuera de la Sabiduría.

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