martes, 7 de mayo de 2013

San Antonio de Kiev


Hoy recuerda la Iglesia al iniciador de la vida monásica en Rusia, el monje Antonio, que vivió justo antes de la separación de Oriente y Occidente, y que por eso mismo se erige como un reclamo más para la unidad entre lo que el beato papa Juan Pablo II llamó "los dos pulmones del cristianismo". ¿Quién fue san Antonio de Kiev?


Antonio nació en el 983 en Lubec, en el término de Tchernigov, y muy joven se sintió atraido por la vida eremítica, que comenzó a practicar en su patria. Partió en peregrinación al monte Athos, y quedó impresionado por la vida de aquellos monjes; entró, hacia el 1028, en el monasterio de Esphigmenon, cambiando su nombre secular, Antipas, por el de Antonio. Después de algunos años, siguiendo el consejo de su superior, Teotisto, Antonio volvió a su patria para suscitar un fermento monástico en su pueblo, y se estableció en una gruta que excavó por sí mismo en el monte Berestov, en las riberas del Dnjepr, en Kiev.


Según algunos hagiógrafos, Antonio, turbado por la guerra, volvió al monte Athos y allí permaneció por cierto tiempo, pero luego retomó el camino de Kiev y de su gruta. Descubierta por el pueblo, la celda de Antonio devino meta de numerosos peregrinos que se acercaban en busca de consejo y ayuda del eremita. Algunos jóvenes le pidieron y obtuvieron permiso de permanecer con Antonio, y entre los primeros estuvieron Nicón, ya sacerdote, Teodoro y Barlaam. Bien pronto, sin embargo, Antonio, deseoso de una mayor soledad, designó a Barlaam como hegúmeno y se retiró a un lugar más apartado. El príncipe Isiaslav cedió el Berestov a los monjes, y ellos iniciaron la construcción de la «Laura de las Grutas» (Pecerskaja Lavra), llamando a numerosos artistas de Constantinopla para decorar la iglesia. Según la crónica de Néstor, Antonio, a diferencia de los otros abades de su tiempo, recomendaba recibir a todos, ricos y pobres, de modo que de su monasterio podía decirse que estaba edificado con oraciones más que con las riquezas de los príncipes y nobles.


Hacia el 1055, Antonio, sospechado por Isiaslav de haberse puesto de parte de su rival Vseslav, fue obligado a refugiarse en el principado de Tchernigov, donde fundó otro monasterio. Muy probablemente retornó a Kiev y murió en su celda el 10 de julio de 1073; la Iglesia Rusa celebra a Antonio el 10 de julio, y lo mismo la Iglesia Católica de rito eslavo, ya que Antonio vivió antes que la Iglesia Rusa adhiriese de iure al cisma de Cerulario.


La «Laura de las Grutas» fue devastada por los tártaros en dos ocasiones, en 1299 y en 1316, y en todo tiempo reivindicó su autoridad sobre todos los otros monasterios rusos. El sucesor de Barlaam, san Teodosio, fundó un albergue de peregrinos, que en el siglo XIX podía acoger hasta veinte mil visitantes al mismo tiempo. En 1651 se construyó en la laura una tipografía. En el mismo siglo los monjes llevaban un hábito semejante al benedictino, y seguían algunas costumbres particulares de Occidente. El 1945 se inició la reconstrucción de la laura, gravemente dañada durante la segunda Gran Guerra.



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