martes, 12 de febrero de 2013

San Benito de Aniano. Un reformador monástico

San Benito de Nursia con la Regla
y san Benito de Aniano
con los planos de su Monasterio.
Saint-Guilhem-le-Désert

Hoy celebra la Orden Benedictina la memoria de san Benito de Aniano. Era un joven de origen visigodo, llamado Witiza, que se educó en la corte de los reyes francos Pipino el Breve y Carlomagno. En el 774 profesó como monje en el Monasterio de Saint-Sein, cerca de Dijon. Sin embargo, consideró relajada la disciplina monástica u decidió abandonar el Monasterio. Se marchó a Aniano, cerca de Montpellier, donde vivió como anacoreta. En el 782, en compañía de un grupo de discípulos, funda el Monasterio de Aniano, donde lleva a la práctica sus ideales ascéticos y de vivencia literal de la Regla de San Benito. A él se debe la llamada Concordia Regularum, que es una colección de reglas monásticas (Pacomio, Basilio, Columbano y Benito), que pretendía ser un compendio de la legislación monástica. Desde Aniano fue extendiéndose la influencia de la reforma, hasta el punto de que el rey Luis el Piadoso, en los sínodos de Aquisgrán del 816 al 819, impone la observancia benedictina a todos los monasterios. Moriría Benito de Aniano, a los 70 años, el año 821.

De la pluma de san Benito de Aniano, podemos leer en su Munimenta Fidei: Pide incansablemente la sabiduría y tendrás larga vida. La misericordia y la verdad no te abandonarán, pues con la sabiduría te vendrán todos los bienes juntos, es decir, a tu derecha larga vida y a tu izquierda riqueza y gloria. Búscala mediante una lectura asidua, meditando día y noche la ley de Dios, y cuando la la hallares serás dichoso, según dice la Escritura: Dichoso el hombre a quien tú educas, Señor, al que enseñas tu ley. Llama con vigilante constancia y se te abrirán las puertas del cielo.

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