miércoles, 6 de febrero de 2013

Lo esencial en el monje



El ser humano siempre busca realizar proyectos como forma de realizarse a sí mismo, de tal manera que el desenvolvimiento de la propia personalidad se verifica en la consecución de los fines propuestos. El fracaso en dichas realizaciones sería considerado como un fracaso en el desenvolvimiento de la propia personalidad.

Sin embargo, cuando vemos las grandes renuncias que se proponen los monjes como forma de seguir a Jesucristo, nos damos cuenta que lo esencial en la vida del monje no es lo que hace ni lo que consigue, sino la puesta a disposición del propio ser para que el Espíritu Santo sea quien realice su obra en la humildad de no conseguir los propios fines.

Por así decirlo, sería aquello a lo que san Benito alude frecuentemente como renuncia a la propia voluntad. De hecho, cuando consideramos la vida del santo, nos damos cuenta de que ésta, en realidad, estuvo llena de fracasos humanos: se propuso vivir en soledad, y terminó gobernando una comunidad; tuvo que abandonar dicha comunidad, porque sus monjes llegaron a detestar tanto su forma de entender la vida religiosa, que intentaron asesinarlo; se estableció en un lugar con nuevos discípulos, que tuvo que abandonar al cabo de un tiempo a causa de los conflictos con un presbítero envidioso; por fin, su obra cumbre, la fundación de Montecasino, supo por revelación divina que también acabaría siendo destruida. En fin, una sucesión de fracasos en la consecución de un proyecto vital. Pero dichos proyectos no eran lo esencial de su ser de monje, de su entrega al Misterio de Dios revelado en Jesucristo.

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